lunes, 10 de mayo de 2021

UNA DE ENCUESTAS

Con las anillas en coma forzado, como prácticamente todo el mundo taurino, a la espera de que la pandemia se pueda superar, no hay mucho que hacer relacionado con los festejos populares, que pueda resultar interesante. En crisis importante de ánimo taurino, por lo que estamos viviendo y porque se ve venir cómo los tiempos de estrechez van a sacar lo peor que llevan dentro los egoístas. Esos que quieren comer solo ellos o solo los que ellos digan y al precio que ellos digan. Los que van de salvadores altruistas, hacen ponerse en guardia. 

Pequeñas chorradas, como que hace unos días, desde las redes sociales de esta página, se han hecho unas cuantas encuestas, sirven para pensar un rato en las anillas. De los resultados de esas encuestas, quizá no se puedan sacar grandes conclusiones, pero sí que se puede hablar de ello, aunque sea para echar un rato.

La primera encuesta fue preguntar por si en un concurso eran más importantes las vacas o los recortadores. Huelga decir que ambos son imprescindibles. El resultado fue 73% vacas y 27% recortadores en Instagram y 51-8 en Facebook. Vaya dato... Entendiendo que en las redes sociales relacionadas con la Liga de las Anillas, los que interactúan son los aficionados seguidores de las anillas, mientras que el público ocasional, no lo hace, destaca que sea tan abultada la diferencia. Es un dato que debería hacer reflexionar tanto a organizadores como a recortadores. Muchas veces sigue sin quererse ver que hay gente que, a un concurso, va antes a ver el juego de las vacas que lo que hagan los recortadores. Y esa gente quizá vaya mucho menos a los concursos porque están dejando de salir las vacas que quiere ver. Y si cuando van las vacas que les gusta ver, no siempre se les planta batalla y se quedan sin tocar, lo lógico será que cada vez vaya menos a las plazas. Con esa gente que paga o pagaba una entrada, también hay que contar. Si han dejado de pagarla, no están los tiempos como para no querer complacerles e intentar que vuelvan a querer pasar por taquilla.

La segunda preguntaba si se prefería en un concurso vacas del tipo "Rastrerilla" y "Milana II" o del tipo "Avispada" y Montaña". De Perogrullo es decir que las cuatro son vacas muy buenas. Vacas que todo ganadero querría tener en casa. Ahora bien, las dos primeras son muy duras y difíciles y las dos segundas son "fáciles" al recorte. Mientras que las primeras difícilmente aceptan la rueda, las otras dos sí. El resultado fue 47% - 53% en Instagram, mientras en en Facebook, fueron 49-18 los votos. Se deduce que la gente quiere que estén las cuatro vacas. Servidor también. Porque es una delicia ver lo bravas que son "Avispada" y "Montaña" y también apetece ver a dos vacas que piden el carnet como "Rastrerilla" y "Milana II", que encarnan lo que es una vaca con la máxima seriedad. El problema es que 3 y 209 se ven cada vez más arrinconadas y sus presencias en los concursos son contadísimas. Esas vacas además de que suelen "desigualar" los concursos, van ligadas a unos dineros en premios altos. La fórmula para ver a las cuatro en la misma cita, sin que el concurso sea desigualado, se la inventó Don Manuel Pérez.

Tercera encuesta. ¿Te gusta más que una vaca se cruce o que remate? En Instagram los resultados fueron 35% - 65%, mientras que en Facebook 42-17. Gana ampliamente el remate. Si se pudiera pedir, se pediría que hiciera las dos cosas. Claro, la vaca insuperable. Quizá sean más para la capea que para las anillas. Las que se cruzan, pueden tener tendencia a irse de la pelea, a faltarles fijeza y a desarrollar cosas poco lucidas para las anillas actuales. Hace años, por cambiarse una vaca de terrenos no pasaba nada. Eran vacas que usaban la cabeza. También hay que recordar que las parejas de antes, más acostumbradas a lidiar con ese tipo de reses, no les dejaban puertas abiertas. Vacas que, por lo que llevaban dentro, si había pelea, se olvidaban de hacer cosas feas. Ahora, tristemente, ese tipo de vacas se pitarían. Y esas protestas vendrían motivadas en gran parte, por no saber lidiarla la pareja. Aunque no hay que aprovechar este argumento para hacer pasar por vacas listas, a reses que no quieren pelea y se piran descaradamente. En las anillas, cuando una vaca se cruza, al recortador le toca tirar de piernas y de corazón. Ver a una vaca por delante cuando se está a mitad de recorte, hace que el recortador tenga que, si quiere pasar, apretar los dientes y tirar de raza. Del plantel actual, si una vaca se les cruza y, teniendo en cuenta que por facultades todos la pasarían, ¿cuántos le ganan la cara y cuántos se abren en el recorte? Lo segundo deja en evidencia al recortador. No es solo cuestión de ser un portento, es tener valor. Y en este caso toca hacer acto de fé y creer que hay motivos para el optimismo porque el plantel de parejas tiene pinta de ser mejor que el de las últimas temporadas, con la irrupción de los últimos que han llegado al circuito. Chavales jóvenes con raza y con ganas.

Sobre que rematen, todos de acuerdo, se supone. Es la acción más espectacular de las anillas. La que hace que el del tendido se levante. Cada vez rematan más las vacas. Pero no confundir rematar por rematar, alguna vez dos segundos tarde o no en el punto exacto donde ha saltado el recortador, con tirarse arriba queriendo coger. Y dentro de las que quieren coger, el matiz de ir con el hocico, que es sinónimo de entrega total, o ir con la punta del pitón, que es la que lleva más peligro. ¿Remates? Sí, claro. Pero con un por qué y de determinada manera. Y claro, que venga acompañado de tener miga al recorte. Por mucho que remate, si es un carretón al recorte, pues la cosa no es lo mismo. Falta emoción.

La cuarta encuesta preguntaba si el gusto era mayor por el recorte de tabla a tabla o por la rueda de recortes. Instagram con 48% - 52% y Facebook con 22-16. Resultado igualado en el global. Bueno, ambas opciones pueden ser emocionantes. Los recortes de tabla a tabla tienen mucha exposición y compromiso. Pese a que se le puede dar continuidad, es más complicado. Por contra, la rueda, es la ligazón. Una rueda bien compenetrada, con una vaca entregándose brava a los recortes, con buenos embroques y acierto en la consecución de anillas, es vibrante. Los públicos si caen las anillas, siempre que haya chispa en la vaca, van calentándose y jaleando a la pareja. De tabla a tabla, no todos los recortadores se sienten cómodos y los hay que rara vez se atreven a pisar esos terrenos. Para la rueda, lo que hace falta es tener fuelle. Ese aguante tiene poco misterio. Hay que tener buena condición física. Los hay que tienen las condiciones innatas y les cuesta poco esfuerzo estar en una buena forma. Otros, por contra, para llegar a ese nivel, necesitan machacarse. Esto último implica sacrificio. Ser constante y sufrir con entrenamientos que agotan y exprimen en busca de ese tener siempre un punto más. Pese a que son solo tres minutos, son muy duros por intensidad y porque, antes de abrirse la puerta de toriles, la tensión de enfrentarse a un animal de lidia, hace que las pulsaciones comiencen muy altas. Ahora bien, lo que se ve en la arena, no miente. El pantalón blanco es muy transparente. Los que se agotan pronto, no se preparan lo suficiente. Obviamente, se nota una diferencia abismal con los que están fuertes. Cuanto más fuerte se está, si lo permite el valor, más se puede arriesgar.

La quinta encuesta la dejaremos para el final. La sexta venía a decir si se prefiere en un concurso que las vacas estén en puntas o despuntadas. El resultado fue 
66% - 34% en Instagram y 33-15 en Facebook. Otro resultado que da para pensar. Tranquilos los que piensen que se aboga por saltarse el reglamento. Por supuesto que no. En Aragón y la Comunidad Valenciana deben ir despuntadas las reses y no hay más. Es lo que marca la normativa. Aunque a veces cuesta creer el despuntado de algunas reses, si el veterinario las da como aptas, pues aptas serán. En Navarra y La Rioja, las vacas pueden ir en puntas. De hecho se ven íntegras algunas vacas. Lo que pasa que las habituales navarras de los concursos, como para salir en Aragón tienen que ir despuntadas, se quedan así ya y salen en Navarra despuntadas también. Resulta curioso cómo algunas vacas aragonesas, cuando actúan en navarra no presentan las defensas como cuando salen en Aragón. Lícito.
No cabe duda de que una vaca en puntas tiene más verdad que una despuntada. Asusta mucho más. Ningún recortador se negará a salir a una vaca en puntas, obviamente, ya que en Navarra así se las encuentran. Pero lo que está claro es que les dará mucho más respeto. A igualdad de comportamiento, no se quedarán tanto en la cara de una vaca despuntada que una íntegra. Como también tratarán de saltar la valla con más tiempo. La vaca en puntas marca más diferencias entre el valor de los recortadores. 
El resultado indica que al aficionado le gusta más la fiesta íntegra. Seguramente será imposible volver a ver en Aragón las reses en puntas, aunque solo fuera para los concursos (quizá podría hacer excepción el reglamento). Algo que ya lleva más de veinte años, será difícil cambiarlo. Lástima que se aprobara un reglamento que no permite ir a las vacas en puntas. Habrá que creer que fue tema político y no recomendado por gente de dentro del mundillo. Navarra y La Rioja son el ejemplo de que el ganado corrido puede ir en puntas en los festejos. Donde hay afluencia masiva, se embolan y arreglado.

Y vamos por último, con la que fue quinta. Se preguntaba sobre si en un concurso que estuvieran: Nº 3 "Rastrerilla", Nº 130 "Sultana" y Nº 206 "Avispada" de Marcén, Nº 28 "Montaña", Nº 70 "Jardinera" y Nº 209 "Milana II" de Eulogio y Nº 30 "Quitasueños" y Nº 312 "Fugitiva II" de Ozcoz, se prefería que hubiera formato por eliminación o no. El resultado fue 48% - 52% en Instagram y 33-15 en Facebook. El tan trillado tema: formato sí, formato no. Resultados dispares. Igualado en una y con gran ventaja en otra. A nadie se le va a censurar nunca un gusto. El gusto es subjetivo y no tiene por qué estar sustentado en el raciocinio. Pueden entrar en juego la nostalgia, las filias y fobias, el conservadurismo porque sí o cualquier otro sentimiento que escapa a la razón. Es probable que la respuesta sea: me gusta así y ya está. Respetable totalmente, aunque luego se pueda caer en contradicciones chocantes. Obviamente también los habrá que en su fuero interno piensan distinto a lo que luego dicen, porque su fijación contra una empresa no les permite reconocer que les gusta algo de lo que haga. O simplemente los que están en contra, sin llegar a razonar, por hacer campaña de desgaste contra esa misma empresa.
Ahora bien, el análisis objetivo lleva a una conclusión que difícilmente es discutible. Si están esas vacas y ese concurso es sin formato será muy desigualado e injusto, pero si es con formato se podrán igualar los lotes y será más justo. Habrá quienes piensen que la máxima de una competición es que sea todo lo justa posible y que gane el mejor y quienes no les importe que la suerte tenga un protagonismo especial y decida por encima de los méritos de los competidores. Son maneras opuestas de verlo.
Lo cierto es que, muchos años después, pese al mucho ruido, argumentos coherentes razonados, contrarios al formato por eliminación, sigue sin haber.