viernes, 31 de agosto de 2012

DEL INFIERNO AL CIELO, EJEA Y TARAZONA


De cómo pasar de un concurso horrendo a uno sensacional en tres días. Eso fue lo que hicieron los recortadores de Ejea a Tarazona.
El concurso en la capital cincovillesa fue para olvidar. Malo sin paliativos. Victoria por goleada de las vacas. Ganaron haciendo lo mismo de siempre, pero ante un rival de pantalón blanco que estuvo bajo mínimos. Se pueden salvar muy pocos de la quema.
Con concursos como el de Ejea, las anillas se mueren en un cuarto de hora. No se justificaba lo visto ni con el problema del estribo. Lo que no quita, para volver a incidir en que así no puede estar la barrera. Algún día pasará alguna desgracia y se echarán las manos a la cabeza.
De Ejea se salvaron las dos parejas vencedoras, porque a quien da todo lo que tiene no se le puede pedir más. Y en especial el combate de Mario con la Nº 89 "Rompecoches". De poner los pelos de punta. Tres minutos de exaltación máxima de la emoción en las anillas.
Y dos días después, viaje a Tarazona. Las parejas en cuadro y se atendieron sus peticiones. Salió en sol de las anillas, no así el del cielo. Concurso bajo la lluvia y batalla épica en formato de eliminación. Para quitarse el sombrero con los de pantalón blanco. Épica en las anillas luchando contra las vacas y los elementos. Se la jugaron de verdad y demostraron, que cuando hay que dar la cara, la pueden dar, y con creces.
Hubo sustos, cogidas, emoción y garra para parar un tren. Así, las anillas se pondrían en el sitio que les corresponde en un cuarto de hora. Dieciocho hombre de pantalón blanco ante los que hay que mostrar el mayor de los respetos. Dieron la cara cuando peor momento atraviesan. Eso se llama casta.
Un joven turiasonense ha sido el culpable de que las anillas volvieran a Tarazona. Con el concursazo vivido hay que pensar que van a tener continuidad. Grande Mario. Ganó en casa con el público rendido a sus pies. Ganó con Manolo que aportó dos lecciones lidiatorias que debieran ser repasadas en vídeo una y otra vez para aprender.
Mario es el impacto más grande de la historia de las anillas. Parece que ya acaba su unión a Manolo. Bueno, ahora tocará seguir creciendo, de otra manera. De momento, que le quiten lo bailado, ahí está habiéndose convertido en lo más positivo de la temporada 2012.
Del infierno al cielo en tres días.

lunes, 13 de agosto de 2012

CALATAYUD


De todos cuantos se realizan, Calatayud es el concurso más antiguo que existe. Treinta y dos ediciones ya, y que dure.
El segundo más importante del año detrás de Zaragoza. Interpeñas lo prepara todos los años y da una de las cantidades más altas en premios de la temporada.
Lote muy fuerte de Ozcoz, normalmente lo más fuerte que se pueda y este año doce parejas, que es mejor que las diez de otras ediciones. Este año solo anillas. Sensacional.
Lo que pasa es que el conjunto de parejas suspendió en el coso de La Margarita. A las parejas que ya consideraron un premio estar en la cita, no hay que reprocharles mucho. No así, a las que, estando arriba en el circuito, pasaron de puntillas por la arena bilbilitana. Así mal vamos.
El concurso acabó con muchos lesionados y eso no es nada bueno. Está la cosa como para prescindir de nadie... Y eso es lo que hizo grande al festejo. Duro, muy duro. De atarse fuerte las zapatillas y salir a jugársela de verdad. ¿Hacemos sangre con los que salieron en Calatayud cuando son los únicos que se atreven a salir? Sentimientos encontrados.
La épica la pusieron las dos mejores parejas del momento. Mariano y Diago se batieron el cobre con una vaca que conocen bien, pero que acabó mandando a los dos a la enfermería. Con ese dato objetivo, algo tendrá la vaca. Y los ganadores, un inmenso Manolo claramente mermado pero dejándose hasta el último gramo de aliento en la arena, las tablas y el callejón. Fue acompañado por la revolución de las anillas. Lo de Mario es el impacto más grande que ha habido en los recortadores hace muchos años. Cumple ahora su primer año. Y ya se sabe templar en recortes de tabla a tabla, con una vaca complicada. Atención a la novilla de Ozcoz, por cierto.
Las de Ozcoz asustaron como no asusta ningún otro hierro. Y eso se palpa y hace grande el Concurso de Recortadores de Calatayud. Así ha sido siempre, así fue y así tendrá que seguir siendo.
Con dos estaciones previas, viene uno de los tragos de la temporada a final de mes. Cuatro concursos, en cuatro días. Con que salgan todos ilesos, vale.