Por delante, sobredosis de parejas. Once eran demasiadas. Con nueve es suficiente, que ya con eso iba a haber relleno. El panorama es el que es, quien quiera engañarse, que se engañe. La selección de parejas, por clasificación tenía que haber sido la siguiente: "Kimera" - Zabalza, Cuairán - Roberto, Chus - Rafa, Mario - Luis, Ander - Xabi, Ezquerro - Arturo, Asier - Edgar... Y ahora viene cómo se tenía que haber completado... El octavo puesto se le debía haber ofrecido a Iosu Valenciano (y que saliera con quien él quisiera), que se lo ganó con Ander mientras salieron. No se acordaron de él. Y el noveno, por clasificación, para "Chencho" - Membrado. ¿Los demás? Pues a ganarse el puesto. ¿Por qué once parejas y no trece? Y hubieran entrado Saúl - Julen y Pablo - Jesús (pareja valenciana con mejor media de puntos que muchas de las que salieron y por encima en la clasificación de Óscar - Ioritz). El criterio de la clasificación fue el utilizado el año pasado. Nos pegamos toda la temporada haciendo los concursos a diez parejas (aunque cobrando la entrada como si salieran doce vacas, pero así se ahorran dos subvenciones) y ahora en el Pilar, once, sin ningún sentido.
A la plaza se entraba a ciegas. Este año no se anunciaron ni vacas ni parejas. Eso sumado al apagón informativo en forma de no acreditar a fotógrafos habituales, así como la no retransmisión del festejo por Aragón TV, hizo que la cita tuviera un toque clandestino. Ahora bien, subiendo un euro la entrada (Simón Casas y Toropasión lo dejaron en 12 € en 2017 y ya está en 15 €, lo que supone una subida de un 25%), con cero información del festejo y nula campaña publicitaria, la plaza registró la mejor entrada del Campeonato Nacional en mucho tiempo. Se rozaron los tres cuartos. Lógica no tiene, pero bienvenido sea. Ah, y siendo la cuadragésima edición... También se podía haber hecho algo especial. Que se recuerde solo en la vigésima y en la vigésimo quinta se hizo. Vuelta a veinte años atrás cuando no se sabían ni vacas ni parejas. Con lo que costó...
Y a partir de abrirse la puerta de toriles, ?qué? Pues lo esperado. En general, ni vacas ni parejas del nivel de Zaragoza. Ambas cosas, para quienes sigan el circuito, ya eran sabidas. Claro que hubo excepciones, pero el nivel general fue el que fue. Zaragoza tiene que ser un restaurante de cinco tenedores, y más este año que para eso se paga la entrada más cara de la historia. En las últimas cuatro ediciones es un restaurante en el que se come un buen menú del día con platos exquisitos en medio de otros vulgares. Por supuesto que no es comida rápida, pero tampoco hay estrellas Michelin.
Asier y Edgar arrancaron a recortar según se abrió la puerta de toriles, para luego perder un minuto entero en colocar a la vaca y no verlo. Una vaca que si se coge bien, ni se cruza lo que creen, ni es para tanto. Edgar le pegó un recorte de punta a punta en el que casi la tuvo que esperar. Como aún no se la ha destapado, parece lo que no es.
Cuairán y Roberto con un clásico de la casa. Vaca de pitones complicados que se queda corta y se defiende. La única pareja que supo dar ruedas largas. Se desesperaron por no acertar a meter anillas a una vaca que nunca debió salir en Zaragoza.
Ander y Xabi, corazón todo el del mundo. Vaca con cierto picante si se le consienten los terrenos cercanos a tablas. Tenía alguna anilla más pero a ellos no se les puede reprochar nada.
Óscar y Ioritz tuvieron una vaca que en el propio Zaragoza le ha caído un buen número de anillas. Era para pasar a la final. O igual no, que las había más fáciles aún.
"Chencho" y Membrado también tuvieron una vaca para meterle un número de anillas muy alto.
Rubén y Tanco, con vaca que le costaba un verano revolverse. Era de muchas anillas. Para el de Utebo era su último concurso. Ha estado desde 2006 participando en el circuito.
Estas tres últimas vacas eran para meterles muchas y no se les metieron. Además se les dejó que remataran y se les hizo pasar por vacas de Zaragoza. No lo son ni de lejos.
Héctor y Aitor tuvieron una que era un poco complicada, pero más por no dejarse colocar por falta de fijeza así como por no terminar la embestida. Una vaca que no ha dado el paso adelante que se esperaba por la familia de la que viene.
Ezquerro y Arturo estuvieron bien ante la primera vaca que salía que sí que tenía el nivel de Zaragoza. Una vaca que por cierto ha pegado un bajón ostensible con respecto al año pasado. Aún así, buena vaca. Se atacaron en el final y eso le llevó a Arturo a cometer un error que le iba a costar caro. En terrenos que no había espacio material, recortó intentando meter la anilla. Le puso en bandeja la cogida a la vaca. Lesión importante en el tobillo que le impidió continuar el concurso. Bravos los navarros.
Mario y Luis tuvieron delante a una vaca que se recorta andando. No es una exageración. El Mario de hace unos años recortaba andando en Zaragoza a "Estornina". Esta es infinitamente más tonta al recorte. Aún con el pitón poco propicio, es de muchas anillas. Como no la recortó así, solo tres anillas.
Chus y Rafa, ante una vaca que cuando se la recorta bien, no tiene absolutamente nada. En el momento que se le da una rueda en condiciones se disuelve como un azucarillo. Como eso no pasó, quedaron bien los tres. Ellos por una actuación emocionante y ella porque la lucieron. Pusieron la plaza en pie, pero se pusieron en un riesgo excesivo ante la vaca que era.
"Kimera" y Zabalza ante una de Marcén que su única complicación es que en el embroque baja el pitón derecho. La solución pasa por olvidarse de meter anillas al principio y echarla abajo. Cuando la vaca esté desgastada entonces tienen que caer las anillas. No la echaron abajo del todo. Se quedaban fuera de la final por tiempos.
Antes de la final, una sola vaca del nivel de Zaragoza. Esto es lo que hay.
Llegó la final. Por fin había vacas de verdad. No iba a estar igualada pero, por lo menos, se iban a ver vacas acordes a La Misericordia.
La primera, la Nº 3 "Rastrerilla" para Ander y Xabi. Parecía que el año pasado esta vaca se despedía. Pero volvió a ganar peso en invierno y la ganadería ha vuelto a echarla. Una alegría. La vaca nunca volverá a estar al nivel de 2018, pero es verdad que ha estado más fuerte que el año pasado. Qué pedazo de vaca. Qué corazón. Qué brava es. Los vascos, qué pedazo de recortadores. Qué corazón. Qué bravos son. Una actuación vibrante. Anillas seguidas de remates que ponían los pelos de punta. Se puso la plaza en pie para aplaudir a vaca y pareja.
Eso sí, los momentos de apuro, dejando a la vaca en las rayas de picadores y con rueda, no hubieran sido tantos. Ni tampoco cogiendo la vaca de tabla a tabla, pero siendo el embroque en las rayas. La vaca que ya no es rápida, lo permite. Probablemente a la de Marcén, así, se le hubieran hecho eternos los tres minutos.
Ezquerro tuvo que salir sin Arturo a la final. Lo acompañó Roberto. El de Peralta, zurdo él, hizo toda la actuación por el izquierdo. Y ahí la vaca fue lila perdida. Lila como lo son por ese pitón la gran mayoría de vacas del circuito. Difícil valorar a la vaca. Con algo más de tino, podría haber ganado el concurso metiendo anillas él solo.
Cerraron Chus y Rafa que perdieron la batalla ante el número. La más dura y complicada de Marcén. La única manera de poder con ella es darle mucho y ver si la edad ya hace mella. Eso no pasó y hubo pocos recortes.
Campeones Nacionales Ander y Xabi. Segundo título para el de Villabona y primero para el de Azpeitia que, un año después, cambió las lágrimas de rabia por una grave lesión, por las de alegría por ser triunfador. Zorionak txapeldunes.
Un Campeonato Nacional con 34 anillas. Si el nivel de las parejas es el que es y, aún así, se meten tantas anillas, blanco y en botella. Zaragoza no debiera ser esto. Al albero de La Misericordia saltaron solo cuatro vacas del nivel del Campeonato Nacional. El lote, para quien entienda y sepa cómo se recortan y se lidian las vacas en las anillas, posibilitaba una cifra cercana a las 80 anillas (cuando a las parejas se les enciende la bombilla se las meten). Hubo unas cuántas de diez anillas. Que no se les metan, no significa que no las tengan. Que no se las eche abajo, no significa que sean fuertes.
Muchos fueron los murmullos y conatos de pitos para los recortadores por no entrar a recortar cuando era evidente que se podía. Bastante bueno es el público que en este concurso y en la feria. Para lo que se ofrece, protesta bastante menos de lo que corresponde. El que paga, que proteste siempre lo que quiera. Que además, se le sigue subiendo el precio de la entrada. Se esté de acuerdo o no, se ha de respetar. Es curioso que en los tiempos en los que se organizaba todo con mimo, con toros de infinita mejor presentación y con vacas de varias ganaderías y mayor nivel, las protestas eran mayores que ahora.
El problema en líneas generales de los recortadores es que se recorta en largo, porque en corto hay que tragar más. No se gana la cara bien porque no se deja venir a las vacas. Y no se cierran en el recorte con lo cual no se puede al animal. Como no están juntos, no hay ruedas. Si se le suma la, en general, manifiesta falta de fijeza de las reses, llegamos a que vacas de portátil parecen internacionales y acaban saliendo en Zaragoza. Y vacas de portátil no son porque se escriba aquí, es porque salen durante la temporada en portátiles y con dineros de portátil. Así de simple.
Si hay que ser duros con ellos es porque casi todos, en algún momento, han demostrado que pueden hacerlo mucho mejor. Tanto a la hora de entender a las vacas como en ganas de competir y darlo todo. Se ha contagiado en el circuito una extraña apatía que hace que todas las parejas estén por debajo de lo que pueden dar. Tienen que espabilar.
Las vacas de verdad son vacas como la Nº 3 o la Nº 313. La mayoría de las que salieron en Zaragoza no lo son. Un remate de la Nº 3 vale por diez de los de sus hermanas. Querer poner al mismo nivel a otras, es insultar a estas dos pedazo de vacas de Marcén ¿Con el lote de 14 poniéndoles bolas se podría hacer una mañana de vaquillas? Es que hay una ganadería de Cárcar que a algunas de las mejores vacas de la temporada de las anillas y a otras que hacen concursos les pone las bolas y hace la mejor mañana de vaquillas del Pilar. Vacas de verdad.
Terminada la temporada, ha sido Ricla el concurso más fuerte del año. El dato habla por sí solo. Esto es lo que hay. Por eso, una vez más, hay que seguir reclamando que a Zaragoza vayan las mejores vacas del circuito. Marcén, Arriazu, Eulogio, Germán Vidal, Oliva... Pero claro, entonces tendrían que competir, además de que eso vale más dinero. Aunque se ganen 7.000 euros más de recaudación en entradas, más las 1.500 - 2.000 personas más que entraron a 15 € (un total de más de 30.000 €), no se pueden usar porque hay que financiar las tardes.
PD: La cubierta cerrada y todos los focos enchufados.