
En 2009, entraron los riojanos y mantuvieron lo que había. Doce parejas y vacas de “Marcoz”. Aquello duró dos temporadas. En 2011, cambió el formato ganadero. Se buscó llevar a las mejores vacas posibles. Seis de Ozcoz y seis de seis. Por aquel entonces, el hierro de la estrella mandaba en las anillas. En 2012, un giro más y se instaura en Zaragoza el formato por eliminación. El formato que hace más campeones a los campeones y que es más justo que el tradicional. Así hasta 2017. La ausencia notable, en las últimas ediciones, era la de Marcén.
En 2018, la organización va a ser la propia empresa. Cambia el modelo anterior. Zúñiga, Fontecha y Mena, según han dicho a los medios, serán los propios organizadores, contando con la colaboración de Arruga y Tacheli. No hay organización de los festejos populares, por parte de otra empresa. Cuál será el grado de colaboración e implicación de Arruga y Tacheli, la empresa y ellos mismos sabrán. Así pues, dos leyendas de las anillas, colaborarán. Curiosamente, el peaje de Alagón coincide con este párrafo.

El pensamiento va en dos direcciones. Formato y vacas. En ambos casos, se tiene claro qué es lo mejor para Zaragoza. Formato por eliminación y las mejores vacas de la temporada. Se puede argumentar por qué es lo mejor, y por qué son peores otras opciones. Ahí va. Y ya es casualidad que esto se escribe en el preciso momento de que a la derecha queda la finca de Julio Fontecha y un poco más adelante, a la izquierda, la de Toropasión.
El formato por eliminación es el más justo de los que se conocen, y son factibles. A dos rondas, influye menos la suerte. Se es campeón nacional con más verdad. Ese formato se recuerda, una vez más, que, aunque lo haya llevado a las plazas Toropasión, es idea de Manolo Pérez. Sí, el que fue última pareja de “Tacheli”. Ese formato, hace que tengan cabida vacas de diferentes dificultades, sin crear desigualdades. Tras siete temporadas, aún está por llegar un argumento coherente en contra de este formato. Con este formato, salen nueve parejas. Papanatismos aparte, con nueve, ya va bien servido el concurso. Meter más, puede ser relleno innecesario. Ahora bien, al final, se dará solución para ello.
En cuanto a vacas, parece que volverá Marcén, que falta le hace al Campeonato Nacional. Ahora bien. ¿Solo Marcén? No sería justo. Hay unas cuantas vacas que se merecen estar en Zaragoza y no solo del hierro de la “J”. Veamos. De Eulogio: “Montaña”, “Jardinera”, “Pericola” y “Milana II”. De Ozcoz: “Quitasueños” y “Fugitiva II” seguras, siembran dudas “Campera” y “Escapularia II”, quizá pudiera entrar “Escapularia III”. De Pedro Domínguez: “Linera”. De Germán Vidal: “Pijotera”. De Maylín: “Estornina”. De Arrizu: “Fantasía”. De “La Paloma”: “Norteña”, aunque nunca haya hecho un concurso. Y de Marcén, que es el que más podría aportar, “Rastrerilla”, “Sultana”, “Avispada”, “Comendadora”, “Tanguera” (con pitón derecho poco propicio) y “Loquita” y “Revoltosa”, que son más complicadas que lucidas. Unas se lo han ganado por la temporada, otras por haberlo hecho bien en el último Campeonato Nacional. Lo que se gana en el albero, debe ser sagrado. Y claro, con la lista de vacas que merecen estar en Zaragoza, no puede hacerse el formato tradicional. Las desigualdades serían tremendas. “Rastrerilla” no puede estar en el mismo lote que “Montaña” y “Quitasueños”. Eso lo ve el más tonto. Argumentado queda el por qué del formato por eliminación y de las vacas que deberían pisar La Misericordia.
Toca ahora, argumentar por qué no el formato tradicional, y por qué no debe ponerse un plantel ganadero que no sea, al menos, similar al de las últimas ediciones. Un inciso, recuerdo una vez más a Iván Fandiño, al pasar la furgoneta por la salida de la autopista de Orduña. El formato tradicional, que es perfectamente válido para muchas citas, ya no lo es para Zaragoza. No debe influir tanto la fortuna. No puede ser que gran parte del Campeonato Nacional se decida con las papeletas. Y es que una cosa lleva a la otra, como no hay doce vacas iguales para echar, mejor no hacer el formato tradicional. Tampoco parece que haya doce parejas con el nivel que requiere Zaragoza, papanatismos al margen nuevamente.

Quedaremos a la espera de ver lo que se anuncia. Como diría Raphael, ¿qué pasará? ¿Qué misterios habrá? Veremos… Justo ahora, a la altura de Bilbao, pues es buen momento para soltar una bilbainada. Si el único pero que se le podría poner al formato por eliminación (y está cogido con pinzas) es que deja parejas fuera… ¿Por qué no hacerlo con doce parejas y que tres pasen a la final, para un total de quince vacas? Jaque, mate.