Este año el Campeonato Nacional ya no merece un artículo. Con leer lo de los últimos años, vale. Quien quiera, que lea lo de 2018, 2019, 2022 y 2023. Sigue todo igual. Quien quiera saber el resultado lo puede ver en la web. Segundo concurso de la temporada con más anillas (y las que se podían haber metido más). Alegría por los ganadores porque se lo merecieron. Es lo mismo de las cuatro últimas ediciones pero siguiendo con la cuesta abajo ganadera. Una pareja menos, un euro más. Solo tres reses dignas de Zaragoza (según la lista hecha por los propios recortadores solo había cuatro vacas fuertes). Ni parejas ni vacas anunciadas. Concurso de portátil con jabón. El daño ya está hecho.
Ahora, entramos en
materia. Por delante, por si alguien recién llegado al festejo popular en
general y a las anillas en particular, lee este artículo, se va a decir lo que
siempre se ha dicho desde estas líneas. Las anillas son la disciplina más dura
del festejo popular con animales corridos. Es la más exigente y la que mayor
verdad tiene. Por eso, los que salen a los concursos de esta disciplina, son
los mejores recortadores que hay. De aquí a Lima. Recuérdese, recortan por el
derecho, tienen que ganar la cara sin cambios de dirección, quedarse en ella,
están solos dos en la arena y tienen un tiempo limitado para lidiar a la vaca. Además tienen una temporada con entre 20 y 40 fechas. Aquí no se va a picar con otras disciplinas con más trampas que una película de
chinos. Se tiene muy claro que el de las anillas, es el mejor recortador. Por
ello se hace un especial seguimiento a esta modalidad. Otros sacan pecho de
concursazos, con tostones de pónmelo aquí, pónmelo allá hasta que lo ven claro
y no llevan ni mil personas en alguna capital de provincia. Aquí no hay una
megafonía jaleando machaconamente en cada acción, obligando al público a
aplaudir e incluso censurando y mandando callar a los que protestan (ay si otros tuvieran tiempo limitado para ejecutar las suertes...) Aquí si das la cara te
aplauden, si no, no. Haremos la excepción de las cada vez más exageradas y
excesivas salidas a saludar al acabar las actuaciones, pedidas por el micrófono.
Empieza a ser peligroso dar tanto jabón a quien no lo merece.
Esto último enlaza con
el titular del artículo. La realidad paralela. Actuación mediocre y que, con el
micro, se pide salir a saludar... Que no es que se le diga al público si quiere
aplaudirles, es que se les manda salir al tercio para que se les aplauda. Una
persona (sea cual sea) decide a quién se aplaude. Les hace creer lo que no es. Ese aplauso
forzado es mentira. Que se salga a los concursos porque no hay más, también les
hace creer que valen, cuando no es cierto. El panorama actual, lo quieran ver o
no, es el peor de la historia. Y oye, que si no dan más de sí (cada cual sabrá
si da el máximo cada vez que pisa la arena), pues qué le vamos a hacer. No son
profesionales, por lo que se les puede exigir en ese aspecto, hasta cierto
punto. Aunque claro, de la misma manera que se usa la excusa de que no viven
esto, pueden cruzar la red de vuelta los argumentos de que tampoco nadie les
obliga a salir y que se paga por verlos. Hay muchas capeas y festejos de
participación libre en los que pueden salir a la vaca que quieran y cuando
quieran, sin ningún compromiso. Aunque sin la golosa fama que dan los concursos,
claro.
Las anillas, toda la
vida han sido como han sido. No se puede cambiar su esencia porque entonces no
tienen interés. Si a alguien no le da para meter gol, no puede pedir agrandar
la portería. Si no se llega a machacar, no se puede pedir bajar la canasta. Las
anillas tienen gracia con vacas fuertes. Que no se pide que todos los concursos
sean así, que ya se entiende dónde hay que echarlas, pero que ahora, son
escasos los concursos donde se pueden ver el tipo de vacas que hacen que los
aficionados hagan kilómetros. Y se queda escaso que solo sean fuertes las tres
de la final. Se puede demostrar claramente cómo la gente se desplaza en función
de las vacas anunciadas, no por las parejas. Es una realidad.
Los tiempos cambian, está claro. Pero si se les dice a los de ahora que en los años 80-90, se llegó a la centena de fechas y que se hacían cuatro o cinco concursos en un fin de semana, igual les explota la cabeza. Por cierto, por aquel entonces las vacas iban en puntas y las carreteras eran como eran. Que sí, que abultaban la mitad que las de ahora, eso está claro. Y que también había cabras, que aún lo eran más porque comían menos que en esta época. Pero que las de ahora son las vacas más fáciles al recorte de la historia, también. Ahora entran al embroque con fuerza muy pocas vacas. Meterse de verdad, contadísimas. Ser vacas con verdad, escasas. Vacas muy normales se están intentando hacer pasar por fuertes. Si es que hasta las que ellos perciben como fuertes, cuando les dan de verdad, hacen aguas por todos los lados. Recortándolas bien no rematarían ni la cuarta parte de las que ahora lo hacen. Si probaran a ir en corto, estar los dos juntos y cerrarse en los recortes... Cuando salen a morder, ¿cuántas vacas actuales aguantan?
El de las anillas, por
regla general, es el público más entendido en vacas del festejo popular. Por
eso no se traga milongas. Como sabe ver la vaca, va a exigir que se le haga lo
que posibilita. Es que la gente quiere ver anillas. Miau. La gente quiere ver
las anillas que tiene la vaca. Si metes cinco pero la vaca tiene quince, el
espectáculo no vale. Si a la que tiene dos o tres, ni se la recorta, tampoco
vale el espectáculo. Las anillas son así de crudas, se ve claramente lo que
hay, tanto en vacas como en parejas. Tampoco va a colar que vacas muy normales,
se quieran hacer pasar como vacas fuertes. Ese tipo de vacas a las que ahora no
se les meten ni cinco, son vacas de exhibición para meterles ocho o diez. De
vez en cuando, cambian el chip, hacen las cosas bien y se ve claramente lo que
son realmente algunas vacas.
Cuando hay
enfrentamientos entre hierros punteros, no se le puede pedir a ninguno que
rebaje nada, ni mucho menos “hacerles” la lista de las que deben llevar. Tienen
que ir con todo lo que puedan, que para eso están compitiendo también. No se le
puede pedir a uno que rebaje, al otro no y que luego el que va con lo que
quiera, quede mejor que el otro. No hombre, no. Si comparten cartel dos o más
ganaderos, con lo que quieran. Luego se piden los dineros acordes y punto. El
que paga, si ve anunciados a dos de los de arriba, quiere ver a sus mejores
vacas. Nadie se imagina anunciar un Madrid - Barcelona sin que pudieran llevar
sus mejores jugadores. Y, a poder ser, que se vean más enfrentamientos
entre los ganaderos que tienen las mejores vacas. Al menos entre los que no
tienen problema en enfrentarse a sus colegas. Y que se vean más veces vacas
sueltas que se sabe que son buenas para las anillas. En las últimas tres
temporadas solo 12 concursos han sido con dos o más ganaderos. Los demás, con
solo un hierro. Eso no despierta el interés del aficionado. Ricla, por ejemplo,
aunque luego no saliera como se esperaba, que verdad es, lo despertó. Alagón,
también. Ojalá ponerle el mismo rasero al análisis de Zaragoza.
La realidad paralela
viene por una manifiesta endogamia. Siempre se ha alabado que haya unión en los
recortadores, pero si no se cae en el corporativismo. No es buena la
homogeneidad para todo (porque luego hablando uno por uno, son muchos los que
discrepan, pero no quieren alzar la voz por comodidad o por miedo a quedar
fuera del grupo). No es bueno tampoco que solo se piense en el colectivo y no
en el interés del aficionado que paga la entrada. Nunca se les va a discutir un
euro de sus peticiones. Ahora bien, si se les da lo que piden, luego hay que
dar la cara. Si no se da un espectáculo acorde, es cuando chirrían las
exigencias. Si se les da lo que piden, luego hay que tener compromiso. Exigir
para que luego uno de los habituales diga, es que me voy a la playa, es que
tengo competición de no se qué o que son fiestas en mi pueblo... Tardar en
confirmar y que no pueda cerrarse el concurso para hacer una buena promoción
con tiempo, no es de recibo. No avisar de que no se va a ir, serio tampoco
es. Todo esto, sigue pasando.
En esa endogamia también
entran los palmeros (recuérdese este artículo: "Palmeros"). Y en ese círculo, no hay opinión crítica ni quien les haga ver
la realidad (recortadores veteranos ya desisten de dar su visión). Esto también
viene motivado por una razón. Muchos aficionados (muchísimos más de los que
ellos creen), han dejado de ir a los concursos porque el espectáculo es el que
es. Al no ir, han dejado de tener críticas. Críticas que a la espalda hacen
apegados al círculo, pero que luego no les dirán a la cara. Lo que se conoce
como falsedad. Si hubieran conocido la época en la que se les pegaban pitadas
ensordecedoras a las parejas que no se metían con las vacas... Si es que además
tienen ahora a un público que es como el osito de mimosín, que no exige nada.
Con ver una rueda de tres o cuatro recortes se ponen a aplaudir. Y si ya ven entrega
y raza, se vuelven locos. Que no se pide tanto.
A la realidad paralela,
como no puede ser de otra manera en estos tiempos, contribuyen las redes
sociales. Mucha foto subida esperando la alabanza. Publicaciones con mensajes
que se hacen difíciles de digerir. Pegan tres recortes y creen que es una
actuación notable. No se hará con mala intención, pero flaco favor se hace
diciéndole lo que no es a un chaval. Por no hablar de lo peligroso que es. A
quien no está para esos compromisos, le puede hacer mucho daño una vaca. En eso
también, culpa tienen los organizadores que saquen a gente que no esté
preparada, con tal de completar un concurso de cualquier manera.
Hablando de empresas que
organizan concursos. ¿No se dan cuenta de que queda fatal salir con los
pantalones de otra empresa en un concurso? Todo recortador debe tener pantalón
que no sea de ninguna empresa para concursar. Sería precioso volver a que las
parejas salieran con sus camisetas. Pero como eso no se sabe pelear en
la realidad paralela, para poder tener sus propios patrocinadores... Al menos,
que un organizador no tenga que ver pantalones de la competencia en sus
concursos, por simple dejadez de los participantes, que quizá ni caen en la
cuenta.
Inmersos en esa realidad paralela, no son conscientes de que las parejas de media tabla hacia abajo, hace no tantos años, no tendrían hueco alguno en los concursos (todavía quedan recortadores en activo que estuvieron en esos años). Y que las parejas de mitad de tabla de no hace tantos años, prácticamente pelearían por la Anilla de Oro actual. Por eso no se entiende que se tomen decisiones en base a la "mayoría". La mayoría que solo mira por su interés particular. ¿Cómo no van a salir resultados mayoritarios hacia lo más cómodo? No puede valer lo mismo el voto del que da la cara, que del que va a los concursos sin aspiraciones o del nuevo que tiene hueco porque no hay más, no porque valga. Los propios compañeros le tienen que poner las pilas a los que están por estar, máxime a los que ya llevan años. Y si no quieren, por lo menos que no haya autocomplacencia colectiva de echarse flores cuando no hay motivo.
Lo genial es que luego
se opta por, en los concursos suaves, cerrarlo a diez, porque así hay menos
parejas de relleno (este argumento es de ellos mismos). Y entonces, ¿cómo van a
salir parejas nuevas? ¿Los sacamos directamente en los concursos fuertes que
son a doce parejas? ¿Las mismas diez parejas acomodadas para toda la temporada
exigiendo que salgan todas en el Pilar? ¿Y quién piensa en el que paga? A ese
le quitan dos vacas por todo el morro. En los concursos siempre, como mínimo,
12 vacas, 12. Si no hay 12 parejas, formato. En 2024, solo un concurso ha
contado con 12 parejas, y solo 10 concursos han tenido 12 vacas o más. Por
cierto, este año 14 de los 22 concursos, con formato. Tirando de memoria,
aparece una media sonrisa al ver que todos los organizadores han recurrido al
formato por eliminación. Ah y se puede mirar hacia el País Vasco y la Comunidad
Valenciana. Que se sigue siendo injusto con recortadores que, cuando toca que
completen concursos, dan más la cara que los de aquí, haciéndose una
kilometrada. Veríamos cuántos de los de aquí seguían saliendo si tuvieran que hacer tantos kilómetros. Luego algunos sacan pecho de darles sitio, cuando si se lo dieron,
fue a regañadientes y tarde.
Y el mayor problema es
que esa realidad paralela no les hace ver que no están para exigir por lo que
se está viendo en la arena. Que no pueden pretender controlar todo. Por
coherencia además, si controlan, que controlen a todos. Porque en el Pilar
tragan con carros y carretas, mientras que a otros los vuelven locos con
peticiones/sugerencias con visos de exigencias. Si se ponen unos mínimos y esos
mínimos están, no se puede pretender rebajar el nivel de vacas pese a rebajar
dineros. El organizador tiene que tener la libertad de hacer un concurso todo
lo fuerte que quiera cuando quiera, sin tener negativas en bloque, aunque
muchos quisieran salir. Ahí hay que romper la unidad, el que quiera que salga y
el que no, que se quede en casa (pese a que sea a una semana del Pilar). Porque
amparados en que supuestamente quieren igualar, es sonrojante recordar cómo
está de igualado el Campeonato Nacional (bueno este año igualado a la baja, sí). ¿Por
qué no exigen ahí que estén las mejores vacas de la temporada y que no sean de
un único hierro? Porque igual que marcan que hay plazas que no corresponde
echar vacas fuertes, deberían hacer fuerza porque en La Misericordia no haya
vacas de portátil, o casi el concurso entero... En Zaragoza es innegociable que
estén las mejores vacas posibles, aunque luego no pudieran con ellas.
En cuanto a definir
cuáles son fuertes y cuáles no, medítese mucho más. Porque se han puesto como
fuertes algunas que no son y se han quedado sin ser fuertes algunas que lo son.
En cuanto a pitones, lo mismo. No sea que luego acabe siendo vaca de ganar
concursos una que se quería dejar en la finca porque se aseguraba no tenía el
cuerno derecho apropiado para las anillas.
Sin embargo, que no les
cause preocupación algo fundamental, como es el director de lidia, es de
chiste. ¿No van a exigir que sepan darle capa y llevarse a una vaca corrida los
que hagan esa labor? ¿No van a exigir que estén dando vueltas al callejón
siguiendo la lidia de la pareja? Un director de lidia tiene que ser el primero
o de los primeros que llegue al quite y tiene que intentar llevarse a la vaca a
base de darle capa, cogiendo el capote a dos manos a poder ser y sin soltarlo.
Si se hace bien esa labor, no hay que coger a la vaca. Los mejores ejemplos de
cómo se debe hacer son Imanol Sánchez o Sergio Sánchez. Mírense los vídeos de
las cogidas, examínese a todos y veamos quiénes no deberían hacer concursos.
Igual hasta salta la sorpresa de alguno con nombre. ¿En la realidad
paralela no se ha caído en esta circunstancia para que no se vean labores
lamentables hasta en capital de provincia (de Navarra para ser más exactos)?
No parece tampoco
preocupar lo más mínimo que no se sepa el reglamento el encargado del
micrófono. Eso da igual. Que se incumpla el reglamento con reincidencia y sean
habituales las meteduras de pata, no importa. Da igual que no se apunten los
resultados de los jurados de manera ordenada. En la realidad paralela ni se cae
en la cuenta de eso. Que puedan influir errores hasta en el resultado del
Campeonato Nacional…
Deberían abrir los ojos
y ser conscientes de que la gran mayoría de concursos se están sustentando en
la tradicionalidad. Se hacen por costumbre, no porque despierten interés. Y den
gracias a que las anillas en su esencia tienen una fuerza tremenda por cómo es
la competición. Pese a atravesar el momento que atraviesan, hay plazas que las
seguirán haciendo, cosa que no pasaría con otros festejos.
En caso de que quieran
tener todo controlado, bien simple. Que monte una empresa el colectivo. Que se
jueguen sus dineros, hagan sus campañas publicitarias y lleven las vacas que
quieran con el formato que quieran. Si esto llegara a darse... Se darían cuenta
cómo va más gente a los concursos de vacas fuertes bien promocionados que a los
de vacas suaves.
Solo dos concursos han
anunciado las vacas y las parejas con más de una semana de antelación: Azpeitia
y Ricla. Háganselo mirar los organizadores y exíjanles los recortadores que se
hagan buenas promociones. Que no se anuncien ni vacas ni parejas en Zaragoza es
algo que no deberían consentir.
La espiral de
complacencia de las parejas es muy peligrosa. Todas están por debajo de lo que
pueden dar. Es una firme creencia. Hay mucho más potencial del que se ve. Eximiremos a los recién llegados, obviamente. Si
los de arriba arrearan más, los que compiten por los concursos tendrían que
pisar el acelerador. Si los de media tabla dieran más de sí, pillarán algún
premio más y pondrían complicado a los organizadores dejarlos fuera. Los de
abajo, arreando, harían que los que completan los concursos peleasen por no
quedarse fuera. Pero mientras no se den pasos al frente, esto va a seguir como
está. Que no haya parejas es parte de la culpa también. Han sido varias las
pérdidas de recortadores de nivel que lo han dejado y que, por edad, deberían
estar en el circuito aún. Ojalá volvieran Joanes, Ezquerro, Arturo, Juan,
Borja... Y Mario con “Kimera”.
Como de casi todos se
recuerdan actuaciones de quitarse el sombrero, se demuestra que poder, pueden.
Porque aquí no se quiere ir contra nadie en concreto, ni mucho menos se tiene
nada personal contra nadie, pero sí contra la complacencia actual del colectivo.
Y es que se ha podido ver que poder pueden, sin ir más lejos, con Chus en
Alagón o con Eusebi en Pamplona, por poner dos demostraciones de raza. ¿Alguien
va a dudar el pedazo de recortador que es Roberto? ¿Alguien va a discutir el
compromiso de “Kimera” para salir hecho polvo? ¿Y las facultades de Zabalza? ¿Y
el talento innato de Mario? ¿Y lo bueno que es Rafa? ¿Y el nivel de Ander? ¿Y
lo que arrea Edgar? ¿Y la veteranía de Asier? ¿Y la casta de Xabi? ¿Y el
temporadón de Javi en su primer año? Y hay jóvenes que pueden valer como Saúl,
Alejandro y Enaitz. Por cierto, estando en el puesto octavo, ¿por qué el
colectivo no ha hecho fuerza para que hicieran más concursos Julen y Enaitz? Se
merecían estar por clasificación en Zaragoza y ni se les llamó, y entraron tres
parejas con peor puesto que ellos. No sería que el hierro que hace en solitario
el concurso dijera que tenían que ser un máximo de 10 parejas, ¿no? Esperemos
que no…
Hay mimbres para hacer mucho
mejores los concursos y en sus manos está, pero sean conscientes de que todos
ellos están de paso. Todos pasarán y las anillas quedarán. Y también se queda
el aficionado. El que paga la entrada. El que mantiene esto. Ese nunca se
jubila. Eso sí, decide si va o no va. De hecho, han dejado de ir. Hay opiniones
fundamentadas de muchísima gente infinitamente más duras que la expresada en
este artículo. Súmenle la imagen que se están labrando, que justa o
injustamente, va cuesta abajo. Aunque no lo crean, se sabe todo y lo que hacen
tiene mucha más repercusión (para mal) de lo que creen.
En la tercera temporada
post-pandemia donde, para muchos espectáculos, se mantiene la tendencia de ir a
más, ¿En la realidad paralela no se ve que de 36 concursos programados el año
pasado se ha bajado a 26? Un descenso de un 27% ¿Por qué será? Por eso este
artículo es por el bien de las anillas, para que reflexionen y estimularlos.
Pd 1: el que por dentro
piense: pues sal tú, no entiende nada.
Pd 2: seguramente la
mayoría de los recortadores actuales estarán de acuerdo prácticamente con todo lo
escrito. Así lo dicen en privado.
Pd 3: aquí es donde más
se promocionan las anillas y más se apoya a los recortadores de esta disciplina.
Mucho tiempo y dinero invertido. Pero no se tiene nada que perder, ni se le debe
nada a nadie.
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